¡Oh, mi tierra querida!...
Llena de gentilicio y honestidad
¡Oh, tierra madre;
de los valientes y capaces…
con tus montañas entrecortadas
por la espesa blanquecina
que hacen testar lo maravilloso
al atisbar lo relente que guardas
Es indiscutible tu hospedaje
grato para el de aquí como para los visitantes
eres generoso al mostrar con desnudez
tus grandes virtudes
En lo alto te encuentras
¡oh, inmaculada paz!...
Esplendido sentir tu encanto
que con tu manto arropa
Tus calles húmedas, por la noche de lluvia
Tu amanecer es un celestial blanco
ni el sol se admira
solo su reflejo ilumina…
¡oh, mi magnifica tierra!
Tu magia es impresionante
una vez te agradezco el existir
Y la inigualable belleza de tu ser y tu paisaje.
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