Son innumerables los temores que nos agobian cada minuto de nuestras vidas, debemos comprender…debemos poder vencer…para mí el temor es un gran Dragón de esos que nos muestran las leyendas de siglos pasados (no son imbecibles)…Mientras yo tomo mi lanza tridental, mi armadura con la que me visto y mi escudo barrera protectora…auto-estima poder enfrentarlo ¡ya estoy listo! Me reviso psicológicamente físicamente… Estoy esperando que aparezca, viene volando en el hermoso celestial de mi victoria (la siento). Comienza la gran y tenaz batalla, donde me arroja fuego, tres dimensiones pasa verlo y hasta cuatro para sentirlo me quema, siento el calor…pero continuo, me atormenta con su espinosa cola, hasta que al fín logro vencerlo no fue nada… continuo mi camino. En frente de mi aparece el extenso “rio de aguas revueltas” que he de cruzar pienso en Moisés (Personaje Bíblico).Cuando este abre las aguas para llegar a esa anhelada tierra prometida ¿No resulta?...me lanzo al agua y comienzo, “nada que nada” siendo llevado fluvialmente, golpeado y arrastrado por la corriente, hasta que me sostengo fuertemente, lo logro voy perdiendo el… continuo no deja el cielo casi negro de llorar; furor con que arroja las gotas de nubes, hacia nuestra tierra, empapado, busco donde abrigar mi humedad, donde cubrirme de lo que hacía, mi cuerpo cae… sigo avanzando, al cesar esa …aparece en el hermoso horizonte (no muy lejano) los reflejos radiantes de nuestra máxima fuente de energía universal que escapa, tras ese obstáculo, que se le interpone, como el ejemplo continuo por la senda; va agigantándose, me voy acercando tengo el valor, lo lograré, lo presiento, confío en mi ser, en mi me amo, y así llego al análisis de aquel único paso primordial son perder jamás la fe para obtener ese triunfo, tan anhelado, por el cual me siento ambicioso por conquistarlo, es no sentir temores….Al fracaso…sigo dando pasos tan hermosos y esperanzadores…. Y recordaré todo lo que en mi pensar ocurrió cuando siempre por algo deseamos solo debemos luchar con destreza y firmeza, defendiendo el destino, el cual solo seremos… por siempre…
Nunca acostumbró arrepentirme después que las cosas ocurren, pero “te juro” que si hubieses llenado mi corazón de valor ese día… estuviese sumamente arrepentido…por estar vendado en el tiempo de aquel estúpido en busca de valor… Gracias por enseñarme, de corazón gracias al vivir, la cual me motivo en mis pensares tuyos a escribir tal aventura, que sueño… todo es real…
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